Desde la experiencia clínica, trabajando en consultorio desde 1973.
Instintivamente, todo embarazo se inscribe en el inconsciente de la mujer en el entramado vincular. Se intuye al otro. Más allá de la consciencia perceptiva y la voluntad, más allá del querer o no querer. Intuición femenina de un acontecimiento más allá de la propia corporeidad.
Lo explicita la confesión "parece que me quedé. . ."
La mujer establece desde las mismas profundidades de su ser - más allá de su voluntad - un vinculo personal con esa novedad que informa el embarazo.
Puede a ella agradar o desagradar pero no puede negarlo. Salvo, desmintiendo la otredad del Nuevo, invirtiendo ingentes esfuerzos psíquicos secundarios para su aniquilación cosificante y posterior expulsión.
El producto psiquico activo consecuente se denomina Culpa.
Algo totalmente diferente ocurre cuando el psiquismo registra una neoformación en el advenimiento de un tumor o un quiste. Genera miedo y rechazo como primer movimiento psíquico. Relato sobre un cuerpo extraño: "me salió un quiste, tumor, grano, orzuelo . . ."
La intervención que elimina o suprime estas formaciones se ordena a la recuperación de la salud y produce alivio.
Resumiendo, el psiquismo registra inconscientemente el aborto como aniquilación y no como intervención quirurgica para remover una tumoración.
Gerardo Vetter
Doctor en Psicología
Universidad Nacional de Asunción
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