Familias enteras con niños de todas las edades, abuelos, jóvenes cargados con sus mochilas y guitarras, laicos y consagrados, todos en marcha hacia el Santuario de Santa María sobre la misma orilla del Río Iguazú.
En marcha, con deseos de agradecimiento a Dios por las gracias recibidas pero también para pedir la intercesión de la Virgencita.
Intercesión por encontrar solución a preocupaciones familiares, crecientes problemas económicos, falta de trabajo o cuestiones de salud.
El Padre Obispo Marcelo celebró la Santa Misa, rodeado de sus sacerdotes, diáconos, religiosas y peregrinos venidos de las distintas localidades del norte misionero.
El mensaje fue de aliento para todos los presentes. Dios como Señor de la vida que deja su impronta en las mismas leyes de la naturaleza. La alteración del orden establecido por Dios tiene siempre graves consecuencias. Nosotros no somos dueños de la vida pero estamos llamados a cuidarla.
Particularmente la vida humana merece todo cuidado y respeto desde sus inicios en el mismísimo seno materno.
La bendición final con concesion de indulgencias marcó la despedida de un día pleno de intensa actividad tanto en el plano del esfuerzo físico cómo de fuertes vivencias afectivas y espirituales en el recuerdo de estos 32 años del caminar de la Diócesis de Puerto Iguazú.
Siempre mancomunados fraternalmente bajo el manto protector de nuestra Madre Santa María del Yguazu.
